XEES

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Artista de Tours, Xees es uno de esos artistas a quienes ningún camino trazado puede contener. Tras un año inmerso en los misterios de la medicina, y luego otro incursionando en los marcos del diseño, decidió liberarse. Es el arte lo que lo llama: un arte visceral y rebelde, donde el objetivo no es representar, sino revelar. Autodidacta, al estilo de Basquiat, de quien reivindica una afiliación espiritual, Xees se consolida como un creador puro, un espíritu libre cuya obra se forja a través de impulsos instintivos, exploraciones orgánicas y confrontaciones con la materia.

Sus pinturas siempre surgen del mismo punto: el ojo. Este órgano de encuentro, de vulnerabilidad, se convierte para Xees en el umbral del diálogo entre él mismo y su superficie. « Dibujar ojos es crear contacto con el lienzo », afirma. A partir de ahí, el resto puede construirse, o mejor dicho, deconstruirse. Pues la anatomía en la obra de Xees no obedece a ninguna lógica académica: fragmenta, deconstruye, se retuerce en una gramática plástica donde la carne se convierte en lenguaje y los cuerpos en territorios inestables.

Sus figuras —a veces humanoides, a menudo monstruosas— surgen de formas simples: cuadrados, rayas y líneas rectas que se transforman en colmillos, garras u órganos disonantes. Esta geometría agresiva, sin embargo, se complementa con una sorprendente suavidad cromática. Xees es daltónico. Esta limitación, lejos de limitar su práctica, agudiza su instinto colorista: trabaja con tonos claros, planos y sin mezclar, con una paleta reducida a lo esencial.

Para Xees, cada lienzo es una lucha. Una lucha cuerpo a cuerpo entre el deseo de forma y lo accidental, entre el rigor de la línea y la brutalidad del impulso. Crear es superarse a uno mismo, afirma. Percibimos esta tensión en sus obras: nada es tranquilo, todo es un intento, una fractura, una reconquista. Y, sin embargo, algo se resiste al colapso; quizás esta búsqueda de contacto, esta manera suya de buscar al otro a través de su mirada pintada, de esforzarse por una humanidad posible en la monstruosidad asumida.