Gil KD
© Foto: Gabriel Hegedus
Cuando empezó en el grafiti, en un París aún hostil a las mujeres, no tuvo más remedio que esconderse. "Gil KD" se convirtió entonces en un seudónimo por necesidad: una identidad clandestina, forjada en los márgenes, para permitirse crear.
Autodidacta, Gil aprendió observando y experimentando. La calle se convirtió en su espacio de libertad. Allí dejó su huella a través de sus grafitis: las «Filles du Vent», que adornaban los cuadros eléctricos de Tours. En estas siluetas persiste el recuerdo de sus primeros pasos y, con él, un deseo feroz: dotar a la ciudad de un rostro femenino.
Gil KD, feminista pop, pinta figuras con miradas directas e implacables. Nos observan, listas para imponerse o resistirse. Sin edad, sin nombre, son «ellas y yo»: rostros anónimos, pero que encarnan con fuerza el significado, la lucha y la memoria. Mujeres sin concesiones.
Gil ahora explora nuevos medios, incluyendo paneles de madera OSB crudos e irregulares. Estas asperezas, lejos de ser defectos, resuenan con las trayectorias de las mujeres que retrata: vidas a veces caóticas, marcadas por defectos, cicatrices y resiliencia.
Combina técnicas —collage, pintura y aerosol— con un enfoque libre e instintivo. Hija de un horticultor, Gil siembra motivos florales en sus obras, destellos de naturaleza en homenaje a su padre. Y, por primera vez, especialmente diseñadas para esta exposición, mariposas se posan sobre ellas: símbolos de metamorfosis, fragilidad y libertad.
Escrito por Axel Drouot, cofundador de ArtCollection.